Jardín Hidalgo 105 Zona Centro, 38160 Apaseo el Grande, Gto. 413 158 2005 hola@apaseoelgrande.gob.mx
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Historia

APASEO EL GRANDE.

 

El nombre de Apaseo el Grande lo uso por primera vez don Hernán Pérez de Bocanegra, rico propietario conquistador y colonizador que llego al bajío oriental en una fecha alrededor del año de 1538. Don Hernán Pérez de Bocanegra utilizo el nombre para denominar  propiedades, posteriormente y en un juego de mutuas  influencias con el topónimo  Apatzeo, el nombre  Apaseo se aplicó por extensión a toda la cabecera  de la región norte de la jurisdicción de Acambaro y dicha región norte  a la jurisdicción directa de Acambaro ; Partido de Apaseo es el germen  administrativo  de los actuales municipios de Apaseo el Grande y  Apaseo el Alto.

 

Es el año de 1957, cuando por motivo del pleito suscitado entre esta cabecera  de Apaseo y la cabecera municipal del municipio de Apaseo el Alto , pueblo de San Andres  Apaseo el Alto, ( que corresponde a la antigua  aldea Rahtzi ñhahño- lugar donde se aborda  o se pasa de un lugar a otro-ó a las viejas aldeas nahoas de Tepeactipac- en la cumbre de la sierra –ó Hueitepichco-en la gran base gotea), por motivo de mutuas nomenclaturas  ya que los habitantes de Apaseo el Alto, su intención era de la de denominar a esta ciudad como Apaseo el Bajo.

Con el fin de terminar  con esa actitud poco caritativa  y evitar más graves y mayores problemas, por recomendación de la  Curia Arzobispal de Michoacán  por campaña de prensa organizada por el Sr. José G. Buenrostro López, actual cronista Municipal.

Se presentó la propuesta  de ampliar el nombre de la ciudad de Apaseo con el calificativo de “El Grande”.

La opinión pública apseense acepto la idea  y el H. Ayunramiento en funciones solicito a la HLII legislatura del Estado de Guanajuato la aprobación para que la Ciudad de Apaseo se agregara el calificativo de “EL GRANDE” a su denominación.

La legislatura acepto la propuesta y el día 22 de febrero de 1957 se publicó en el periódico Oficial del Estado, el Decreto No. 64 por el cual la Ciudad y el Municipio de Apaseo toman el nombre de APASEO EL GRANDE.

En 1957, al conceder la XLII Legislatura del Estado de Guanajuato el decreto aprobación fue publicado; El H. Ayuntamiento en funciones aprobó el escudo de armas para la Ciudad y el Municipio, diseñado por los señores Don José Estrella Vázquez y Don Ignacio Estrella Primo y que proclamo al informar a la población del Municipio de la nueva denominación, que se describe como sigue:

Es un escudo de armas redondeado por la punta, al antiguo uso español, cuyas dimensiones menores y mayor deben guardar proporción de cinco a seis.

Está cortado en jefe, en cuyos extremos están dos soles de oro de dieciséis rayos cada uno- símbolos de razas indígenas e hispana – y al centro una cruz latina en samble-signo de la unidad de las razas,- colocadas sobre un campo de azur – cielo diáfano que caracteriza a la región.

El resto del escudo esta partido en dos cuarteles, el cuartel diestro está dividido  en dos campos: el  campo extremo está compuesto de cinco bandas de sable  sobre un campo sinople- signos de la actividad humana, simbolizada por la agricultura; y el campo próximo un bastón de azur sobre un campo de gules- representación de la región, la ley y el gobierno que hacen posible con la actividad humana, la civilización.

Sobre ambos campos está colocada una concha  de plata con la cara cóncava  de frente – recuerdo de la actividad de los misioneros además de ser símbolos   del santo patrono de la cabecera municipal, San Juan Bautista.

En el cuartel siniestro sobre un campo de sinople – la tierra  agreste e inculta-, está colocada  una flor  (que representa al girasol silvestre) dibujada al natural y en vivo  color amarillo, casi anaranjado- representación de la fecundidad natural de suelo apaseense -, con dos comadrejas pasantes, de color natural, colocadas sobre  el tallo – signo de la raíz phore del nombre de la cabecera municipal  y de toda la región.

Todo lo anterior está dentro de una bordura  de oro por la que corren ocho jeroglíficos  aztecas para el agua,- llamadas atles -, de arriba abajo, en azur, cargando dos de ellas flores blancas.

La bordura  de oro significa a los frutos de la civilización mientras que los atles son memoria de las aguas del manantial del Nacimiento y de los trabajos emprendidos en su aprovechamiento.

Finalmente y con letras de sable se escribe el anagram APATZEO en la punta de la bordura.

Bajo es escudo de armas y sobre una cinta de pergamino de color natural está escrito con letras de sable y en lengua latina divisa “ET CAMPI TUI REPLEBUNTUR UBERTATE” que está tomada del salmo No. 64, versículo 12, y que significa lengua castellana “Y tus campos  serán repletos de abundancia”, que son las bendiciones que los apaseenses esperan del creador para sus actividades.

 

PRIMER ESCUDO DE APASEO EL GRANDE, CON UN ÁGILA A LA CABEZA EN SÍMBOLO DE PROTECCIÓN

 

 

A principios del siglo XVIII los descendientes de los fundadores de los pueblos indígenas del bajío oriental, a escasos años de la conquista de la ciudad de México Tenochtitlán, los ñahños  u otomíes de Jilotepec obtuvieron de las autoridades españoles autorización para, como se decía en esos años, hacer entradas hacia el norte, a lo que llamamos hoy arido América.

El importante capitán de ese esfuerzo expansivo fue el cacique ñahño de Jilotepec llamado don Nicolás de San Luis Montañés por los españoles.

El día 19 de septiembre de 1526, según  la crónica que se le atribuye, funda el pueblo de san francisco de Acámbaro y menciona que el tercer pueblo que ha fundado, siendo el primero Santiago de Querétaro y el segundo el pueblo de San Juan Bautista de Apaseo.

Detalle curioso es que menciona ayuntamientos, al uso español, de Querétaro y Apaseo, y que asisten como testigo  de honor en la fundación  y creación de Acámbaro.

Basado en este planteamiento se puede marcar el 24 de junio de 1525 como una primera fundación de un pueblo, que se llamaría Apaseo sometido a la lejana soberanía de su católica majestad, el rey de España

La fuente es un documento presentados en el siglo XVIII, que tenía una finalidad muy específica, defender derechos y privilegios de ciertas personas que se les denominaban indios principales, miembros por derecho de  sangre de los ayuntamientos indígenas de Apaseo, Querétaro y Acámbaro

Aquellos años de principios de siglo XVIII fueron muy difíciles para los indios principales ya que las autoridades españolas y los nuevos colonos, recordemos que era la época ya de los borbones comenzaron a discutir los títulos de tierras y agua de todos los pueblos de la región cuya extensión y calidad generaban la codicia de esos advenedizos.

La estrategia que adoptaros los pueblos de Santiago de Querétaro, San Juan Bautista de Apaseo, San Bartolomé, Aguascalientes, San miguel de Istla, San Francisco Acambaro, etc., fue la de presentar documentos que abalaran la más antigua posesión de privilegios y derechos, de tierras y aguas y a la falta de  documentos extraviados, perdidos o simplemente inexistentes, se reunieron las memorias, se escribieron sobre papeles, disfrazando la letra y se espero que fuera aceptados como documentos originales, algunos lo fueron.

La vida en la frontera del imperio español era difícil, los caminos muy largos y malos, la población escasa, el comercio casi inexistente y los chichimecas barbaros prácticamente alas goteras de los pueblos.

Continúa la carencia de fuentes documentales, recordemos, es la frontera, pero la memoria recuerda nuevas fundaciones de Apaseo  y Querétaro en los primeros años de la década de 1530 ¿Qué paso? podemos conjeturar algún devastador ataque bárbaro o como en otras poblaciones, los fundadores consideraron poco rentable el negocio de permanecer en la frontera.

En el expediente de la fundación de San Bartolomé aguas calientes se menciona que el pueblo de san Juan bautista de Apaseo sufrió una refundación el 24 de junio de 1535, aunque no exista forma de confirmar esto con otra fuente.

Es en el año de 1537 cuando a la llegada de un nuevo encomendero de Acámbaro, llamado don Hernán Pérez de Bocanegra, se toman una serie de decisiones importantes para el futuro del bajío oriental.

La primera decisión es el inicio del proceso de formación de un patrimonio señorial para la familia Pérez de Bocanegra, proceso inaugurado mediante la compra de Don Fernando Puca Motoci señor de Xuaxo, de varias propiedades.

La segunda de estas soluciones fue una solicitud de permiso a las autoridades virreinales por parte de Don Fernando Metiotzin para congregar el pueblo de Atlayahualco a los habitantes de los pagos,(que es un sinónimo de aldehuelas en español antiguo) de Atocpan-tierra fértil; Necollan, -: donde la derrota de –Atlautenco, – en la barranca-:Tenanco, Tenanco,-lugar amurallado-;Tepeactipac- en la cumbre ;- (de la sierra)-Atlallahualco- en el rodeo del agua -;Ixtlahuacan- en el valle-;  Misquititlan,-  lugar de Mesquite –; Huietepichco- en la gran base que gotea-; Tepechiulztic en la pequeña base.

A la solicitud de la congregación se agrego la petición de una merced de tierra realizada por el mismo don Fernando Metiotzin y demás habitantes del pueblo de Atlayahualco, está a merced  ampara una propiedad formada  por dos y medio sitios de ganado mayor adicionales al llamado fondo legal que eran mil varas castellanas – equivalente a 830 metros cuadrados del medidas a partir del centro del pueblo.

La tercera decisión  que don  Hernán Pérez de Bocanegra y su auxiliar Juan Sánchez de Alanis se presenta en cañada de Querétaro ante el comerciante ñahño Khoni – conosido conin, el ruidoso – y tras largas conversaciones convence al hasta entonces irreducible comerciante de las ventajas políticas, económicas, religiosas y sociales de hacer, como ya tantos otros caciques ñahño; causa común con los españoles en la expansión asía el norte.

Las dos primeras acciones son las que marcaran por una curiosa simbiosis, el futuro del pueblo de de Apaseo

El 20 de marzo de 1538 el virrey Don Antonio de Mendoza, decide previa investigación efectuada por Don Luis de León, justicia mayor de Acámbaro, sobre el asunto de la solicitud de Don Fernando de  Metiotzin y de más caciques de su comunidad de dos y medio sitios de ganado mayor para su junta y congragación en la parte  que dicen Atlalluhualco e llanos para su ejido, pastos labranzas y agua que poseen con cargos, es condición que dentro de un año primero siguiente en los pagos de Atlalluhualco e planios al norte.

Como aviamos mencionado e 1537, concretamente el 24 de septiembre, que don Fernando indio Martin y otros caciques vendieron a don Hernán Pérez Boca Negra, las tierras del consumiate y una tierra al camino real que va a dar a la extancia de paxo a un árbol bexa que es melquil,  y de allí a la ladera a dar al arrollo, que viene de una estancia, que se dice tuano; y toda la dha. tierra que está metida e incluida en los dos. Moxones  nombrados; y otro, pedazo de tierra que está en el arrollo abajo pasado de la dha. De la parte del camino, que es lo que el dho.sr don Hernán Pérez boca negra, solía sembrar mas en la estancia que se dice Apaseo, donde sr   don Hernán Pérez boca  negra y córdoba tiene una viña el valle abaxo desde el nacimiento del agua, hasta llegar donde se consume el agua de dho. Arrollo, que sería mil brasas de largo, y ancho doscientos cincuenta: y todo lo vendieron con sus aguas entradas y salidas.

 

De acuerdo con estos dos documentos se presentó un problema de interpretación, ya que la idéntica mención de aguas, al parecer indicaba que tanto el pueblo de Atlallahualco o pueblo de Apaseo, como se comenzara a denominar, como Don Hernán Pérez de Bocanegra tenían pleno y único derecho a las aguas del Manantial del Nacimiento.

Ante este problema tanto Don Hernán como los caciques y común de Apaseo decidieron recurrir a un árbitro a fin de resolver el problema de forma privada, el árbitro nombrado fue el guardián del recién fundado convento franciscano de Acámbaro, Fray Juan de San Miguel.

El convenio que logro Fray Juan de San Miguel el 20 de Noviembre de 1542 consistió en que las tierras de la vega sur del rio d Apaseo serían para ser labradas solo por Don Hernán Pérez de Bocanegra y sus empleados mientras que las tierras a la vega norte del rio serían solo para los vecinos de Apaseo y sus sucesores.

Respecto a las aguas, el fallo de Fray Juan de San Miguel fue que se construyera una caja distribuidora desde donde se repartirían las aguas en partes iguales para el pueblo en Apaseo y para las tierras de Don Hernán Pérez de Bocanegra.

Aquí hay que hacer notar que el convenio no menciona a terceros interesados, ya que no existía en ese momento.

Es también hacer necesario mencionar que todos estos documentos se refieren a Acámbaro, por una razón y es que para efectos de la administración civil tanto indígena como española Apaseo dependerá de autoridades residentes en Acámbaro, por parte indígena el Gobernador, y por parte española la justicia mayor.

En los años siguientes Apaseo será testigo de importantes sucesos en sus inmediaciones: uno será la guerra Chichimeca y otro la creación de un señorío cuasi feudal por la familia de Don Hernán Pérez de Bocanegra.

Mientras tanto Apaseo empieza a adquirir una personalidad propia, a la figura del Ayuntamiento indígena o Republica de Indios, que hemos visto actuar como testigos en la fundación de Acámbaro, se le suma la figura del cacique, descendiente de 1530 construirá un primer templo y convento de adobe, también construye el Hospital, traza la huerta del convento y construyen casas reales lo que hoy serían las casas municipales y es por ello que podemos reconocer en Don Andrés Sánchez Eduhia el arquitecto que traza el pueblo de Apaseo.

(Monografía de Apaseo el Grande, agosto de 2000)